2024
La antorcha olímpica
La antorcha olímpica anuncia el pistoletazo de salida de uno de los eventos más esperados.
En plenos juegos olímpicos de París 2024 no podemos dejar pasar la oportunidad de dedicar uno de nuestros artículos a la maravillosa ANTORCHA OLÍMPICA. El fuego que enciende nuestra querida chimenea en época de frío también sirve para encender la antorcha olímpica, eso que se ha vuelto parte fundamental de este evento deportivo por excelencia
Durante los antiguos Juegos Olímpicos, la llama olímpica se encendía con los rayos del sol y permanecía prendida durante todos los Juegos en un santuario de Olimpia conocido como Prytaneum. Para los antiguos griegos, el fuego era el elemento creador del mundo y de la civilización.
Desde la antigüedad, la llama olímpica ha sido un símbolo de paz y amistad entre las naciones. Para garantizar su pureza, la llama se enciende siempre con los rayos del sol captados en el centro de un espejo parabólico.
La idea de la ceremonia de encendido en Olimpia, así como el concepto del relevo de la antorcha, se le atribuyen a Carl Diem (1882-1962) (miembro del Comité Organizador de los Juegos de la XI Olimpiada) y se pusieron en práctica por primera vez en los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín. Desde entonces, el encendido de la llama y el relevo de la antorcha han tenido lugar en todos los Juegos Olímpicos.
El viaje de la llama olímpica desde Olimpia hasta la ciudad anfitriona de los Juegos y el relevo de la antorcha se han convertido en uno de los acontecimientos más simbólicos asociados a los Juegos Olímpicos. Al igual que los antiguos mensajeros olímpicos que proclamaban la ekecheiria o “tregua sagrada”, los corredores del relevo que transmiten la llama olímpica llevan consigo un mensaje de paz a lo largo de su camino.
La Ceremonia de Encendido
Unos meses antes de la inauguración de los Juegos, el Comité Olímpico Helénico celebra una ceremonia en el antiguo emplazamiento de los Juegos Olímpicos en Olimpia (Grecia). En estos Juegos Olímpicos de París 2024, la Llama Olímpica que arde ha sido prendida durante una ceremonia que tuvo lugar el pasado martes 16 de abril en el maravilloso ritual que se remonta a las tradiciones de la Grecia Antigua
La llama es encendida por la gran sacerdotisa que, frente a las ruinas del templo de Hera, pide ayuda a Apolo, el dios del sol, para encender su antorcha con los rayos del sol captados en un espejo parabólico.
La gran sacerdotisa está acompañada por sacerdotisas y Kouroi, representado por un grupo de jóvenes bailarines griegos que interpretan una coreografía inspirada en la Antigüedad.
Ataviadas con trajes de época, utilizan un espejo cóncavo para captar los rayos del sol y encender la antorcha, la cual es entregada en manos del primer portador de la antorcha en el interior del Estadio Panathinaiko (en esta ocasión ha sido el griego Stefanos Douskos, campeón olímpico de remo en Tokio 2020), quien inició el largo viaje de la antorcha junto con una rama de olivo, símbolo universal de la paz.
¡Así comienza el relevo de la antorcha olímpica, que viaja desde la antigua Olimpia hasta la ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos modernos!
La ruta de Atenas a París
Tras algunas escalas en Grecia, la antorcha viajó de Atenas a Marsella a bordo del Bélem, un majestuoso navío de tres mástiles que zarpó por primera vez en 1896, el último de los grandes barcos franceses del siglo XIX que sigue en activo. Estaba previsto que la antorcha olímpica llegara a Francia el 8 de mayo y después navegase por todo el país a lo largo de un itinerario por 65 ciudades.
Esta edición cuenta con una particularidad, pues la antorcha también se desplazó a miles de kilómetros en lo que han bautizado como “El relevo de los océanos”, ya que cruzó tres océanos (Atlántico, Pacífico e Índico) para encontrarse con los franceses en seis territorios de ultramar, empezando el 7 de junio en Brest a bordo del trimarán ultramoderno Maxi Banque Populaire XI, con escalas en Guyana (9 de junio), Nueva Caledonia (11 de junio), Reunión (12 de junio), Polinesia Francesa (13 de junio), Guadalupe (15 de junio) y Martinica (17 de junio).
Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, además, los relevos han estado formados por equipos, cada uno de ellos compuesto por 24 personas entre antiguos campeones, atletas aficionados, voluntarios, árbitros, entrenadores y miembros de las 34 federaciones olímpicas y paralímpicas cuyos deportes figuran en el programa de los Juegos de Verano. Cada relevo por equipos tuvo lugar en un lugar impresionante, como el Mont-Saint-Michel para el ciclismo, la playa de Omaha (donde tuvo lugar el desembarco de Normandía) para el relevo ecuestre, mientras que Les Sables-d’Olonne (Pays de la Loire) y Gruissan (Occitanie) fueron el escenario del relevo de vela. Los relevos de surf han sido magníficos, con un primer relevo por equipos en Biarritz, en la costa vasca, un segundo en La Torche (en la región de Finistère), y un tercero organizado por la Federación Tahitiana de Surf en la playa de Teahupo’o, en Tahití, donde se entregaron las medallas olímpicas.
El recorrido de la antorcha paralímpica
Fue en el Hospital Stoke Mandeville donde el neurólogo alemán Sir Ludwig Guttmann organizó en 1948 la competición deportiva paralímpica, paralela a los Juegos Olímpicos de Londres de 1948 y en la que participaron veteranos de la Segunda Guerra Mundial con lesiones medulares, de hecho el evento precursor de los Juegos Paralímpicos modernos.
Y desde allí comenzará el viaje de la antorcha paralímpica, que el 25 de agosto atravesará el túnel del Canal de la Mancha hasta Calais. Desde allí, la antorcha se dividirá en 12 llamas: 11 para simbolizar cada uno de los 11 días de competencia y otra para el día de la ceremonia de apertura. Las 12 llamas partirán simultáneamente en diferentes direcciones para iniciar un viaje de cuatro días a través de 50 ciudades de Francia y converger todas juntas hacia París, donde el 28 de agosto se celebrará la inauguración de los primeros Juegos Paralímpicos de Verano de la historia de Francia. Las ciudades a lo largo de la ruta fueron elegidas en función de su importancia histórica o de su papel en la promoción de la cultura deportiva y de una mayor inclusión en el deporte.
Los recorridos más extraños de la antorcha olímpica
En la historia de los Juegos Olímpicos, la antorcha y su inseparable llama han sido protagonistas de viajes increíbles. En 1976 se utilizó un peculiar medio de transporte, cuando la llama se transformó en un pulso electrónico que se envió desde Atenas vía satélite hasta Canadá, donde se utilizó un rayo láser para volver a encender la antorcha. En 2000, sin embargo, la antorcha fue llevada en un viaje submarino de dos minutos y 40 segundos cerca de la Gran Barrera de Coral: un sofisticado sistema, que ardía a 2,000°, le permitió permanecer encendida, haciéndola visible incluso bajo el agua. Utilizando otros medios de transporte inusuales, la antorcha olímpica ha viajado en una canoa amerindia, un camello y el Concorde. Antes de Turín 2006, la llama viajó brevemente en un Ferrari de carretera, pero también en una góndola en Venecia. Y luego a caballo en Estocolmo, en un barco por el río Misisipi y en un vagón de la Union Pacific, el primer ferrocarril transcontinental.
¿Algo más? Sí, ¡en el espacio! El 10 de noviembre de 2013, dos cosmonautas rusos se convirtieron en los primeros portadores de la antorcha espacial, llevando la antorcha de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi (¡sin encender!) a bordo de la Estación Espacial Internacional. El punto más alto por el que ha pasado la llama olímpica es la cima del Everest durante el relevo para los Juegos de Pekín 2008, pero también por el Polo Norte antes de los Juegos de Invierno de 2014 en Sochi y hasta las profundidades del lago Baikal, el más profundo del mundo.
El Significado de la Antorcha Olímpica
La antorcha olímpica simboliza la luz que guía a los atletas en su búsqueda de la excelencia y la victoria. También representa la unidad y la amistad entre los pueblos de todo el mundo, que se unen en un espíritu de competencia justa y respeto mutuo. La antorcha olímpica es un recordatorio de los valores fundamentales de los Juegos Olímpicos, que incluyen el respeto, la excelencia, la amistad y la perseverancia.
La antorcha olímpica es mucho más que un simple símbolo decorativo. Representa la historia, los valores y la esencia misma de los Juegos Olímpicos. Es un recordatorio de la promesa de los atletas de competir en paz y en espíritu deportivo, y un símbolo de la unidad y la amistad que trascienden las diferencias culturales y políticas.